sábado, 7 de abril de 2012

Poesía a una madre ...


Aún escucho, madre mía
Tu voz pidiéndome un beso
Solo un beso me pedías,
solamente ansiabas eso.

Y que consuelo tan gran
era el poderte besar,
acariciarte las manos.
Tu débil cuerpo abrazar.

Ahora ya no estas conmigo
pero siento una gran paz,
Fuiste cuidada con mimo.
Nada te llegó a faltar.

Tu nunca pedías nada,
solo querías un beso.
Con poco te conformabas,
solo un beso, solo eso.

Y ese beso que en las noches
ponía yo en tus mejillas,
era como un bello broche
a un día de pesadilla.

Días en los que sabía
que estaba cerca el final,
que de mi lado te irías
y que era inútil luchar.

Y a pesar de ello luché,
luché con todo mi ardor,
Pero no pude vencer.
Ganó la partida Dios.

Ahora ya estas a su lado.
Se termino tu penar.
Tu alma ya se ha liberado
de ese cuerpo castigado
por tan larga enfermedad.

Disfruta ahora de tu Gloria,
que nada enturbie tu paz,
sabes que en nuestra memoria
por siempre perduraras.

Y hasta allí te mando un beso
que tantas veces pedías.
Y no solamente un beso...
van trozos del alma mía.

Autor desco.

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