Actualmente hay dos tipos de tratamientos complementarios en la enfermedad de alzhéimer: los tratamientos farmacológicos y las terapias no farmacológicas, según comentó Javier Olazarán, neurólogo de la Fundación CIEN en su ponencia en el I Simposio Internacional Avances
en la Investigación Sociosanitaria en la Enfermedad de Alzheimer. El
investigador hizo hincapié, no obstante, en que estos dos tipos de
tratamiento sólo cobran sentido y eficacia en el contexto de unos
excelentes cuidados.
Los tratamientos farmacológicos y gran parte de los cuidados, como son los cuidados de enfermería, forman parte del tratamiento médico tradicional, mientras que las terapias no farmacológicas pueden ser ejecutadas por personal no médico. El Dr. Olazarán propone un modelo dinámico e interactivo en el que los cuidados vayan englobando todos aquellos tratamientos que demuestren eficacia y seguridad en las personas con demencia.
Las terapias no farmacológicas, comenzaron a aplicarse de forma sistemática en las demencias por parte de varios grupos de profesionales (terapeutas ocupacionales, psicólogos, fisioterapeutas…) hacia 1960 en un intento de paliar los efectos de estos procesos, a falta de tratamientos curativos.
Las principales terapias no farmacológicas son:
En un reciente ensayo clínico se administró terapia ocupacional y apoyo al cuidador en el domicilio de personas con demencia. Las mejorías obtenidas en las actividades de la vida diaria del paciente y en la afectividad y calidad de vida del paciente y del cuidador no habían sido logradas hasta la fecha con ningún otro tipo de intervención (Graff et al. 2006; Graff et al. 2007).
Además, se demostró un ahorro en los costes inmediatos (Graff et al. 2008) y es muy probable que, a la larga, este tipo de intervenciones retrasen la institucionalización. Un programa de asesoramiento familiar que no incluye la terapia ocupacional ha demostrado, tras más de 11 años de intervención, un retraso en la institucionalización de 557 días (Mittelman et al. 2006).
En el Proyecto Internacional de terapias no farmacológicas (INPTP, 2004-2010) se recomiendan:
En muchas ocasiones, las terapias no farmacológicas se utilizarán junto con fármacos, buscando sumar o incluso potenciar efectos (Olazarán et al., 2004; Onder et al., 2004). Mientras los fármacos no consigan avances significativos, seguiremos necesitando de las terapias no farmacológicas como tratamiento para mejorar la calidad de vida de pacientes, familiares y profesionales.
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Los tratamientos farmacológicos y gran parte de los cuidados, como son los cuidados de enfermería, forman parte del tratamiento médico tradicional, mientras que las terapias no farmacológicas pueden ser ejecutadas por personal no médico. El Dr. Olazarán propone un modelo dinámico e interactivo en el que los cuidados vayan englobando todos aquellos tratamientos que demuestren eficacia y seguridad en las personas con demencia.
Las terapias no farmacológicas, comenzaron a aplicarse de forma sistemática en las demencias por parte de varios grupos de profesionales (terapeutas ocupacionales, psicólogos, fisioterapeutas…) hacia 1960 en un intento de paliar los efectos de estos procesos, a falta de tratamientos curativos.
Las principales terapias no farmacológicas son:
- Estimulación cognitiva: facilitación general y temática de operaciones cognitivas basada en la evocación, la relación y el procesamiento.
- Entrenamiento cognitivo: Aprendizaje o refuerzo de operaciones cognitivas específicas, como la asociación de nombres y caras a través de la elaboración de relaciones semánticas por parte del propio paciente.
- Rehabilitación cognitiva: Aprendizaje o refuerzo de operaciones cognitivas altamente individualizado, dirigido a mantener o recuperar capacidades funcionales o sociales relevantes para el enfermo.
- Entrenamiento en actividades de la vida diaria: Práctica guiada mediante la mínima ayuda necesaria, ofrecida de forma gradual (estímulo verbal, visual o físico) de alguna actividad diaria, con el fin de mantener la mayor autonomía posible en dicha actividad
- Intervenciones conductuales: Actuaciones basadas en el análisis de los antecedentes y consecuencias de la conducta, para reforzar las conductas adaptadas o que generan placer y a modificar las conductas desadaptadas o que generan sufrimiento
- Reminiscencia: Elaboración cognitiva y afectiva a partir de acontecimientos o experiencias del pasado remoto (acontecimientos vividos, hechos del pasado, canciones antiguas…).
- Música: Utilización de la música de forma activa o pasiva, dirigida a estimular capacidades cognitivas, a provocar un refuerzo afectivo y a mejorar el estado físico.
- Ejercicio físico: Ejecución guiada (mediante indicación verbal o por imitación) de ejercicio aerobio dirigido a mejorar la resistencia, la flexibilidad, el equilibrio y la coordinación.
- Actividades: Elaboración guiada de actividades adaptadas a las posibilidades del paciente, dando prioridad al refuerzo afectivo.
- Animales: Utilización de animales de compañía (perros, gatos, etc.) para motivar al paciente y provocar una mejoría global (cognitiva, afectiva y social).
- Psicoterapia: Aprendizaje de estrategias cognitivo-conductuales para soportar el estrés derivado de la pérdida de capacidades cognitivas.
- Validación: Combinación de distintas técnicas (reminiscencia, orientación, tacto…) con el fin de empatizar de forma afectiva con el paciente.
- Estimulación multisensorial: Utilización de estímulos dirigidos a alguno de los sentidos, con el fin de favorecer las operaciones cognitivas o de mejorar la afectividad o la conducta.
- Masaje y tacto: Grupo de intervenciones que, a través del contacto físico, busca la mejoría afectiva y conductual.
- Relajación: Intervención física y cognitiva para liberar al paciente de la tensión muscular y de la ansiedad.
- Acupuntura: Perforación cutánea mediante agujas en los puntos marcados por la tradición china, acompañada del uso de ungüentos tradicionales (moxibustión). Se persigue la mejoría cognitiva y afectiva.
- Luz: Utilización de luz en distintas frecuencias e intensidades para conseguir una mejor sincronización del ritmo circadiario natural de sueño y vigilia.
- Estimulación magnética: Utilización de corriente magnética para facilitar funciones cognitivas o la conducta.
- Estimulación eléctrica: Utilización de corriente eléctrica para facilitar funciones cognitivas, mejorar el sueño o mejorar la conducta.
- Apoyo al cuidador: Provisión de información relacionada con la demencia y sus causas, y de apoyo poco estructurado (vías para la descarga o refuerzo afectivo
- Educación y entrenamiento: Aprendizaje de técnicas de tipo cognitivo-conductual dirigidas a manejar el estrés derivado del papel de cuidador.
- Asesoramiento y gestión de casos: información sobre la existencia y utilización de servicios sociales y sanitariosque pueden aliviar la carga.
- Cuidados de respiro: Aplicación rutinaria de servicios dirigidos a aliviar la carga (ayuda en el domicilio, ingreso de respiro, centro de día…)
- Definición y mapa de trabajo de todas las posibles TNF
- Áreas de efecto relevantes
- Revisión de las mejores pruebas científicas de eficacia.
En un reciente ensayo clínico se administró terapia ocupacional y apoyo al cuidador en el domicilio de personas con demencia. Las mejorías obtenidas en las actividades de la vida diaria del paciente y en la afectividad y calidad de vida del paciente y del cuidador no habían sido logradas hasta la fecha con ningún otro tipo de intervención (Graff et al. 2006; Graff et al. 2007).
Además, se demostró un ahorro en los costes inmediatos (Graff et al. 2008) y es muy probable que, a la larga, este tipo de intervenciones retrasen la institucionalización. Un programa de asesoramiento familiar que no incluye la terapia ocupacional ha demostrado, tras más de 11 años de intervención, un retraso en la institucionalización de 557 días (Mittelman et al. 2006).
En el Proyecto Internacional de terapias no farmacológicas (INPTP, 2004-2010) se recomiendan:
En muchas ocasiones, las terapias no farmacológicas se utilizarán junto con fármacos, buscando sumar o incluso potenciar efectos (Olazarán et al., 2004; Onder et al., 2004). Mientras los fármacos no consigan avances significativos, seguiremos necesitando de las terapias no farmacológicas como tratamiento para mejorar la calidad de vida de pacientes, familiares y profesionales.
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