LUNES, 21 de noviembre (HealthDay News) -- Las personas con evidencia precoz de la enfermedad de Alzheimer tienen más probabilidades de tener bajo peso que las personas que no sufren de ese tipo de demencia, sugiere un estudio reciente.
"La pérdida de peso podría ser una manifestación del avance del proceso de la enfermedad", apuntó Eric Vidoni, autor líder de un estudio que aparece en la edición del 22 de noviembre de la revista Neurology. "Esto podría ser más evidencia de cambios de todo el cuerpo o sistémicos asociados con la enfermedad de Alzheimer... y ciertamente respalda la idea de cambios relacionados con la enfermedad que podrían ocurrir silenciosamente, o sea, en una fase 'preclínica'".
Los hallazgos podrían tener implicaciones para el diagnóstico, la prevención o el tratamiento, pero es probable que haya que esperar años o incluso décadas.
"Una larga historia de pérdida de peso o IMC (índice de masa corporal, una razón entre el peso y la estatura) podría ayudar en el proceso diagnóstico", apuntó Vidoni, director asistente del Centro de Enfermedad de Alzheimer de la Universidad de Kansas, en Kansas City.
En este momento es demasiado pronto "para hacer que la composición corporal sea parte de las herramientas diagnósticas", añadió.
"Si la pérdida de peso es parte del proceso de la enfermedad, esto podría sugerir, junto con muchos artículos que relacionan la disfunción metabólica con el Alzheimer, que prevenir esa disfunción podría reducir el avance de la dolencia", señaló Ian Murray, profesor asistente de neurociencia y terapéutica experimental del Colegio de Medicina del Centro de Ciencias de la Salud Texas A&M. "Por supuesto, ahora esto es especulativo".
Estudios anteriores han hallado que las personas con sobrepeso en la mediana edad o antes tienen un mayor riesgo de desarrollar Alzheimer. Y las que tienen sobrepeso en una edad avanzada podrían en realidad tener un menor riesgo de Alzheimer, algo que se conoce como la "paradoja de la obesidad".
Vidoni y colegas observaron imágenes de TEP (tomografía por emisión de positrones) del cerebro, y analizaron el líquido cefalorraquídeo en búsqueda de marcadores de la enfermedad de Alzheimer en 506 personas. Los participantes representaban una variedad de función cognitiva, ya que algunos no tenían problemas de memoria, algunos tenían un deterioro cognitivo leve, y otros sufrían de Alzheimer.
Las personas con evidencia de Alzheimer, en los escáneres cerebrales o en los niveles de proteínas en el líquido cefalorraquídeo, eran más propensas a tener un IMC más bajo que las que no mostraban evidencia temprana de la enfermedad.
Y los marcadores de cambios cerebrales para el Alzheimer fueron más evidentes en las personas con un funcionamiento normal de la memoria o con deterioro cognitivo leve, aunque no está claro a qué podría deberse.
Hay varias teorías (pero solo teorías, en este momento) para explicar los hallazgos.
Una es que el proceso de la enfermedad de Alzheimer afecta al hipocampo, la parte del cerebro que tiene que ver con el metabolismo y el apetito.
O los procesos inflamatorios podrían fomentar tanto un menor IMC como los cambios cognitivos.
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Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.comFUENTES: Eric Vidoni, Ph.D., assistant director, University of Kansas Alzheimer's Disease Center, Kansas City, Kan.; Ian Murray, Ph.D., assistant professor, neuroscience and experimental therapeutics, Texas A&M Health Science Center College of Medicine, College Station; Nov. 22, 2011, Neurology