La EA es una enfermedad que afecta mayoritariamente a las personas mayores. Pero esta enfermedad no se limita a la franja de edad por encima de los 65 años (aunque su mayor ocurrencia está por encima de los 75) sino que, en menor proporción (entre el 1 y el 5%) corresponden al inicio precoz de la enfermedad, afectando a personas jóvenes, de menos de 65 años.
De otro lado, de todas las personas que tienen enfermedad de Alzheimer, sólo alrededor del 5% desarrollan síntomas antes de los 65. Existen casos en los que la enfermdad se desarolla entre los 30 y 40 años, pero es más común verlo en personas entre los 50 y 60 años.
La investigación biomédica
La mayoría de los casos de enfermedad de Alzheimer de aparición tardía son lo que los investigadores llaman "esporádicos", o no necesariamente hereditarios, aunque el detonante no ha sido identificado. De otro lado, los investigadores coinciden en que casi todos los casos de Alzheimer inicio temprano son hereditarios.
Las causas genéticas de la EA no están del todo establecidas, dada su complejidad y la heterogeneidad en este aspecto. A partir de la década de 1990 se han incrementado los estudios genéticos con el objetivo de que den luces sobre los genes asociados al origen de la EA, especialmente de aparición tardía (responsable de entre el 95 y 99% de los casos). La investigación biomédica orientada a lograr un mejor conocimiento del Alzheimer precoz o presenil sigue siendo escasa, esencialmente debido a la menor incidencia de la misma.
Los estudios en España sobre la EA de inicio temprano solo se inican a partir de 2005, investigaciones que no solo se centran en la patología en si misma (además del diagnóstico y tratamiento), sino también en sus efectos sociales.
Precisamente, el primer estudio relacionado con la EA presenil en España fue el realizado entre 2004 y 2005 por un grupo de investigadores de la Cátedra de Anatomía Patológica de la Universidad de Barcelona, el Instituto de Neuropatología y Banco de Tejidos Neurológicos del Hospital Universitario de Bellvitge y Fundació ACE del Institut Catalá de Neurociències Aplicades, dirigidos por el Profesor Isidre Ferrer Abizanda y la Doctora Mercè Boada Rovira. Este estudio biomédico y social fue realizado gracias a los fondos donados por familiares y amigos de enfermos jóvenes, así como personas concienciadas con la importancia del proyecto.
Los objetivos específicos planteados pasan por detectar (por medio de técnicas de comparación de la expresión genética, micro-arrays de SDN, RT-PCR) genes que se sobreexpresan, y genes que se reprimen en las formas de EA de aparición precoz y EA de inicio pre-senil y senil, a partir de material obtenido post-mortem por donación y los bancos de muestra genéticas, como el de Fundació ACE. Institu Català de Neurociències Aplicades). Los estudios implican la deducción de las modificaciones debidas a la edad entre los diferentes grupos, por lo que las muestras se procesan en paralelo con controles de edad.
Uno de los estudios españoles más recientes fue publicado el pasado mes de junio y ofrece interesantes conclusiones que se resumen en el siguiente apartado.
Importancia de los síntomas atípicos en el diagnóstico preciso de la EA presenil
Un estudio liderado por el Sr. Albert Lladó de la Unidad de Alzheimer y otros trastornos cognitivos del Hospital Clínic de Barcelona/IDIBAPS, relacionado con las características clínicas y de genotipo APOE en el diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer de inicio temprano, fue publicado recientemente en la revista Neurology.
Fundació ACE ha participado en este estudio mediante la participación como coautoras de varias de sus investigadoras (las Dras. Mercè Boada, Isabel Hernández y Ana Mauleón), y con la aportación del 15% de las muestras estudiadas de tejido cerebral de 40 donantes del Banco de Tejidos Neurológicos del Hospital Clínic de Barcelona, cuyos cerebros mostraron en el estudio postmortem que tenían la enfermedad de Alzheimer, y habían iniciado los síntomas en una edad temprana (antes de los 60 años).
Vale la pena resaltar que Fundació ACE ha sido desde su fundación un centro colaborador del mencionado Banco con la aportación de 71 muestras, 53% de las cuales corresponden a pacientes diagnosticados de enfermedad de Alzheimer.
En el mencionado estudio se evaluaron los primeros síntomas que manifestó el paciente, y la edad en que comenzaron, el diagnóstico que recibió, los antecedentes familiares y el retraso diagnóstico. Asimismo, se estudió la presencia del genotipo APOE, el factor de riesgo genético más conocido para el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer, cuyo resultado fue que el APOE ε4 se encontró en el 41% de las personas en el estudio, y fue más de tres veces más común en personas con antecedentes familiares de enfermedad de Alzheimer.
Un resultado importante del estudio tiene que ver con la repercusión en el diagnóstico final de la ausencia de alteraciones de la memoria como síntoma inicial, una situación atípica con relación a lo que normalmente ocurre con personas muy mayores con EA. En el artículo 1 de este boletín ofrecemos un abordaje más amplio de los síntomas y el diagnóstico de la EA de inicio temprano.
El estudio arrojó que a un tercio de las personas con EA de inicio temprano, cuyos tejidos fueron analizados, se les detectaron síntomas iniciales atípicos (como alteraciones conductuales, de lenguaje, visuales y trastornos de las praxias), es decir, no iniciaron la enfermedad con problemas de memoria. De este tercio, el 53% fue incorrectamente diagnosticado con otros tipos de demencia, y el verdadero diagnóstico se retrasó tres años de media.
El estudio también estima que, las personas cuyos tejidos fueron estudiados vivieron con la enfermedad de Alzheimer durante 11 años en promedio, sumando los tres años de retraso en el diagnóstico correcto. De las personas con síntomas atípicos iniciales, el 47% todavía estaba mal diagnosticado en el momento de su muerte.
Esta situación evidencia la dificultad de hacer un diagnóstico de EA correcto en las fases iniciales de la EA precoz (presenil en personas menores de 60 años), por lo que, en palabras del autor del estudio, Albert Lladó“. Se necesita más investigación para conocer mejor la enfermedad, lo que nos permitirá un mejor diagnóstico y un mejor tratamiento. Todo ello con el objetivo de mejorar la calidad de vida de estos pacientes y sus familiares”.
El optimismo nos debe hacer pensar que, a la vuelta de algunos años, se pueda hablar de prevención y tratamiento temprano de la EA, gracias a futuras terapias biotecnológicas, farmacogenómicas y farmacológicas, personalizadas según la respuesta terapéutica de cada persona a los medicamentos.
Las personas interesadas en conocer más ampliamente o apoyar los proyectos de investigación en relación con la EA de inicio precoz, en los que participa Fundació ACE. Institut Català de Neurociències Aolicades pueden dirigirse a Fundació ACE (Proyecto de Investigación Alzheimer de Inicio precoz) c/Marqués de Sentmenat, 35-37 08014 Barcelona. e-mail: ace@fundacioace.com ─ www.fundacioace.com
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