Según el líder del estudio, Mark Mayford, neurocientífico del Scripps Research, "entender cómo la actividad del cerebro representa el mundo podría ayudar a los investigadores a entender qué funciona mal en situaciones donde se tienen percepciones inadecuadas". "También podría decirnos en qué partes del cerebro se producen cambos con el aprendizaje.
Para desarrollar su estudio, el equipo quiso manipular recuerdos específicos e insertó dos genes en ratones, uno que producía receptores que los investigadores pueden 'disparar' químicamente para activar una neurona. Ellos vincularon este gen a un gen natural que se 'enciende' sólo en las neuronas activas, como aquellos implicados en la formación de un recuerdo específico. En otras palabras, esta técnica permitió a los investigadores instalar 'interruptores' para activar o desactivar las neuronas implicadas en la formación de recuerdos específicos.
En el experimento principal del estudio, los científicos 'encendieron' las neuronas activas en ratones que estaban aprendiendo cosas sobre un nuevo entorno, denominado 'Caja A', con distintos colores, sabores y texturas. Después, pusieron al ratón en un segundo ambiente diferente, la 'Caja B', tras darle sustancias químicas que activaban las neuronas asociadas con la memoria para la 'Caja A'.
RECUERDOS ANTIGUOS PARA CREAR NUEVOS RECUERDOS
Descubrieron que el ratón actuaba como si estuviera formando una especie de 'memoria híbrida', con parte de los recuerdos de la 'Caja A' y de la 'Caja B'. El 'interruptor' químico necesitaba entenderse mientras el ratón estaba en la 'Caja B' para que demostrara signos de reconocimiento. Sólo estando en la 'Caja B' o sin el 'interruptor' químico el animal era capaz de recuperar recuerdos.
"Sabemos por estudios realizados tanto en animales como en humanos, que los recuerdos no se forman en aislamiento, sino que se construyen durante años de incorporación de información aprendida previamente", señala Mayford.
"Estudio sugiere que una manera a través de la que el cerebro realiza esta hazaña es usando los patrones de actividad de las células nerviosas de antiguos recuerdos y fusionando esto con la actividad producida durante una nueva sesión de aprendizaje", añade.
Una vez que estos investigadores entiendan mejor este proceso, el objetivo de Mayford es que estudiar cómo se podría dirigir el proceso de percepción a través de fármacos para manejar enfermedades mentales como la esquizofrenia o el desorden de estrés postraumático.
En estas enfermedades, el cerebro de los pacientes produce percepciones falsas o miedos incapacitantes. Sin embargo, podrían buscarse fármacos dirigidos a las neuronas implicadas en el proceso a través del que el paciente piensa sobre ese miedo, para 'apagar' estas neuronas e interrumpir estos patrones de pensamiento.
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