La meta del plan es mejorar el diagnóstico, reforzar los programas de respaldo y capacitación para las familias con un ser querido que sufra de la enfermedad que deteriora el cerebro, y desarrollar mejores tratamientos (y posiblemente incluso una cura) para 2050.
"La idea detrás del plan es desarrollar un esfuerzo coordinado por resolver el problema del Alzheimer", aseguró William Thies, vicepresidente de asuntos médicos y científicos de la Asociación del Alzheimer (Alzheimer's Association).
"Reconocemos que el imperativo demográfico sucederá cuando la enfermedad alcance su pico en 2050", dijo Thies. Para esa fecha, se calcula que 16 millones de estadounidenses podrían sufrir de Alzheimer, añadió.
"Nos cuesta gestionar la cantidad que tenemos ahora, que es poco más de 5 millones. Así que podrán imaginarse que con el triple [de pacientes], los sistemas actuales simplemente no podrían gestionar ese aumento. Todo apunta a un futuro muy oscuro si no hacemos algo bastante rápido, a medida que la población de la postguerra comience a desarrollar más Alzheimer", advirtió.
"Esto simplemente es inmanejable con los sistemas actuales", dijo Thies.
Durante los próximos dos días, el consejo asesor de expertos se reúne en Washington, D.C. para revisar un anteproyecto de un plan propuesto por el Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU. El anteproyecto fue creado en respuesta a la Ley del proyecto nacional para el Alzheimer, promulgada hace un año por el Presidente Barack Obama.
El plan incluirá desde más investigación científica sobre las causas y tratamientos para el Alzheimer hasta la forma en que Medicare reembolsará a los médicos, y todos los demás detalles, aseguró Thies.
El costo de convertir esto en realidad es de unos 2 mil millones de dólares al año, apuntó Thies, y añadió que "está claro que tenemos que actualizar nuestro esfuerzo".
"Tendremos un plan. No sabemos qué será. La Asociación [del Alzheimer] está decidida a obtener el mejor plan posible. Y si el plan no es suficientemente bueno, no lo mantendremos como un secreto", aseguró.
Pero algunos que se hallan en el frente de la lucha contra el Alzheimer temen que el plan no sea suficiente.
"Aunque siempre es esperanzador que la enfermedad reciba atención, me preocupa que esfuerzos como este son mayormente apariencia", lamentó el Dr. Sam Gandy, profesor Mount Sinai de investigación sobre la enfermedad de Alzheimer del Hospital Mount Sinai, en la ciudad de Nueva York.
"No cuenta con una asignación de fondos, y no hay científicos básicos en el panel. No veo cómo pueden discutir seriamente una cura sin información de la ciencia básica. También diría que la fecha del 2025 es demasiado optimista", comentó.
Greg M. Cole, neurocientífico del Sistema de Atención de Salud VA del Área Metropolitana de Los Ángeles, dijo que las metas del panel ciertamente son meritorias: poder diagnosticar la enfermedad pronto y proveer respaldo a cuidadores y familiares.
"Pero muchas personas no buscarán un diagnóstico temprano sin tratamientos más potentes para hacer más que proveer un alivio temporal de los síntomas", señaló. "¿Quién desea que alguien le confirme un terrible diagnóstico sin esperanzas de poder vencer la enfermedad?".
Esa realidad tiene que cambiar, y los tratamientos deben ser asequibles, enfatizó Cole.
"Los métodos diagnósticos que han recibido más respaldo del gobierno usan métodos caros de imágenes, e implementarlos a gran escala costaría una fortuna. Necesitamos métodos más baratos para evaluar a una población que envejece", dijo.
Pero el mayor desafío, apuntó Cole, es la falta de terapias probadas para tratar el Alzheimer.
"La mayoría de métodos actuales en proceso, como la inmunización pasiva con anticuerpos, probablemente resulten muy costosos, costando decenas de miles de dólares por paciente por año", advirtió. "Por tanto, no son muy adecuados para la prevención en una época de recursos limitados".
Incluso si los tratamientos funcionan para estabilizar la enfermedad y mejorar modestamente los síntomas, es probable que estos métodos aumenten, en lugar de reducir, los costos médicos de la enfermedad para el gobierno y las aseguradoras, dijo Cole.
"Las compañías farmacéuticas invertirán mucho más que el gobierno para hallar nuevos tratamientos. Si nos guiamos por el pasado, proveerán mejores herramientas para la gestión de la enfermedad, pero con mayores costos", advirtió.
Un plan que aborde los costos médicos de la demencia en una población que envejece tiene que centrarse en la prevención, señaló Cole. "Debería haber muchos más recursos del gobierno enfocados en esfuerzos serios por hallar e implementar métodos de prevención de bajo costo", sentenció.
Actualmente, se calcula que 5.4 millones de estadounidenses sufren de Alzheimer o de una demencia similar. El Alzheimer es la sexta principal causa de muerte del país, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU.
En un evento relacionado, bajo nuevas directrices para las autopsias creadas por el Instituto Nacional del Envejecimiento de EE. UU. y la Asociación del Alzheimer, se insta a los patólogos a buscar cambios cerebrales relacionados con el Alzheimer en las personas que quizás no hayan exhibido pérdida de memoria ni otros síntomas de demencia.
Directrices anteriores adoptadas en 1997 promulgaban una revisión mediante autopsia cuando una persona había sido diagnosticada con demencia para determinar si el Alzheimer había contribuido a la demencia.
"Los nuevos criterios ya no requieren de un diagnóstico de demencia mientras la persona vivía, ya que estudios sugieren que el Alzheimer se desarrolla años antes de volverse clínicamente evidente, y las investigaciones han revelado que incluso los cerebros de las personas con cognición normal podrían presentar cambios relacionados con el Alzheimer", señalaron los NIH en un comunicado de prensa el miércoles.
Un resumen de las directrices revisadas aparece en la edición en línea del 18 de enero de la revista Alzheimer's & Dementia: The Journal of the Alzheimer's Association.
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