La Nación via The New York Times,(Por Gina Kolata)
miércoles, 11 de agosto de 2010
Un test del líquido cefalorraquídeo podría tener una precisión del ciento por ciento para identificar pacientes con significativa pérdida de memoria que están camino de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. El trabajo que lo prueba se publica hoy en Archivos de Neurología.
"Esto es lo que todos estamos buscando: la precisión predictiva perfecta", dijo el doctor Steven DeKosky, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Virginia, que no participó en la investigación.
El estudio, según dijo el doctor John Morris, profesor de neurología de la Universidad de Washington, "establece que hay una «firma» del Alzheimer". Es muy poderoso.
Queda mucho trabajo por delante, dicen los investigadores; por ejemplo, asegurarse de que las pruebas son confiables si se utilizan en el consultorio del médico; que los resultados se mantienen en situaciones de la vida real, y hacer que médicos y pacientes se sientan cómodos con la punción lumbar, método utilizado para obtener el líquido cefalorraquídeo. Pero anticipan un brillante futuro.
El nuevo estudio es parte de un "tsunami" de hallazgos sobre el mal, después de décadas en las que parecía que no ocurría mucho, y en las que esta enfermedad progresiva parecía intratable y su diagnóstico sólo podía confirmarse con una autopsia.
El mal de Alzheimer -coinciden ahora los investigadores- comienza una década o aun antes de que las personas tengan síntomas. Y para el momento en que estos se presentan, puede ser muy tarde para salvar el cerebro, de modo que la esperanza es encontrar formas adecuadas para identificar a los que están desarrollando la enfermedad, y utilizarlos como sujetos de investigación para ver cuánto les lleva manifestar síntomas y para probar drogas que pueden enlentecer o detener el proceso.
Decisiones complejas
Los investigadores están encontrando formas simples y precisas de detectar el Alzheimer antes de que haya síntomas definidos (también están los PET, tomografía por emisión de positrones, que muestran las placas de proteína beta amiloide características de la enfermedad). Pero los PET todavía no están disponibles, mientras los análisis de líquido cefalorraquídeo sí lo están, de modo que los nuevos resultados están dando lugar a una pregunta difícil: ¿deberían los médicos ofrecer y los pacientes aceptar punciones lumbares para detectar una enfermedad que, por ahora, es intratable?
Algunos dicen que esto debería estar en manos de los médicos y sus pacientes. Otros, que los médicos deberían abstenerse de indicar este estudio. Los resultados varían de laboratorio a laboratorio, y sólo fue probado en entornos de investigación, con pacientes cuidadosamente elegidos que no tienen otro trastorno, como accidente cerebrovascular o depresión, que podrían afectar su memoria. "Esto es el horizonte de la investigación", dijo DeKosky.
Pero se preguntó el doctor John Trojanowski, investigador de la Universidad de Pensilvania y uno de los autores del trabajo, cuán temprano se quiere poner una etiqueta a los pacientes.
Algunos, como el doctor John Growdon, profesor de neurología del Hospital General de Massachusetts, que escribe un editorial que acompaña la publicación, dijeron que médicos y pacientes deben decidirlo.
Los especialistas podrían querer utilizar el test en pacientes con síntomas de grave pérdida de la memoria y el raciocinio, y podrían ofrecerlo a personas con síntomas más leves que realmente quieren saber si padecen esta enfermedad devastadora.
Una contra, sin embargo, es que para obtener el líquido cefalorraquídeo hay que insertar una aguja en la médula espinal.
El nuevo estudio incluyó a más de 300 pacientes de más de setenta años (114 con memoria normal, 200 con problemas de memoria y 102 con Alzheimer). Su líquido cefalorraquídeo fue examinado en busca de la proteína beta amiloide, que forma placas en el cerebro, y en busca de tau, otra proteína que se acumula en las neuronas muertas o en proceso de morir.
Casi todos los que tenían Alzheimer presentaban los niveles característicos de proteínas en el líquido cefalorraquídeo. Alrededor de tres cuartos de los que tenían deterioro cognitivo leve, también. Todos ellos tuvieron Alzheimer en los cinco años siguientes, y alrededor de un tercio de las personas con memoria normal también tenían líquido cefalorraquídeo que indicaba Alzheimer. Los científicos sospechan que ellos tendrán problemas de memoria.
La hipótesis dominante acerca de este trastorno afirma que se desarrolla por la acumulación de las proteínas beta amiloide y tau, y que si se pudiera detener ese proceso se podría parar la enfermedad. Pero todavía no se sabe qué ocurre cuando se acumulan en el cerebro de personas sin problemas de memoria. Podrían ser un factor de riesgo, como los altos niveles de colesterol: muchas personas con colesterol alto nunca tienen ataque cardíaco. O puede ocurrir que el Alzheimer ya haya comenzado y si la persona vive lo suficiente lo padecerá.
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