Un nuevo estudio realizado con personas jubiladas
que trabajaron en una compañía eléctrica en Francia descubre que los que
se expusieron a disolventes y al benceno en el trabajo (incluso décadas
antes) tenían más probabilidades de obtener una peor puntuación en las
pruebas de memoria y de pensamiento.
Los hallazgos no confirman directamente que las sustancias químicas dañaran las facultades mentales de los antiguos trabajadores, y no quedó claro si los que tenían más problemas de pensamiento se enfrentaban a más problemas en su vida cotidiana.
Pero la investigación sí señala un daño potencial a partir de esas sustancias químicas, afirmó la autora principal del estudio, Erika Sabbath, investigadora de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Harvard. "Las personas que fueron expuestas en gran medida tienden a tener un peor rendimiento o a ser más lentos en ciertas tareas cognitivas que las personas que no se expusieron", señaló.
Los disolventes se usan para disolver otras sustancias. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU., se usan en la fabricación de productos que van desde las pinturas y los pegamentos a la ropa, plásticos, productos farmacéuticos y otros. Se cree que algunos, como el benceno, provocan cáncer.
En el cerebro, "los disolventes son absorbidos por los tejidos y provocan dificultades para realizar tareas cognitivas, como la memoria de trabajo y la velocidad de procesamiento", dijo Sabbath.
Para realizar el nuevo estudio, que fue publicado el 13 de mayo en la revista Neurology, los investigadores realizaron un seguimiento a 2,143 personas jubiladas que habían trabajado en la compañía eléctrica nacional francesa Electricite de France-Gaz de France. Los participantes, cuya edad promedio era de 66 años, participaron en 8 pruebas de las facultades de memoria y pensamiento en 2010, aproximadamente 10 años después de haberse jubilado.
El 33 por ciento se había expuesto a disolventes clorados en el trabajo, el 26 por ciento al benceno y el 25 por ciento a disolventes derivados del petróleo.
Los que habían sido expuestos a los niveles más altos de disolventes tenían un riesgo de entre un 18 y un 54 por ciento mayor de obtener una mala puntuación en las pruebas de pensamiento en comparación con los que no se habían expuesto, hallaron los investigadores. Las pruebas, dijo Sabbath, midieron cosas como el cambiar de tarea, hacer conexiones y el "procesamiento mental".
Los que fueron expuestos a las sustancias químicas más recientemente obtuvieron unos peores resultados en una variedad de áreas medidas por las pruebas, añadió Sabbath, e indicó que el hallazgo supuso un descubrimiento nuevo en esta área de investigación.
Pero, también señaló que "en las personas que se expusieron mucho entre 30 y 50 años antes de hacer las pruebas, pero no desde entonces, los efectos se mantuvieron. No desaparecieron".
Es posible que las sustancias químicas no tengan nada o tengan poco que ver con las diferencias en las facultades mentales detectadas entre los trabajadores de los estudios. Sin embargo, los investigadores informan que las diferencias persistieron incluso después de haber tenido en cuenta factores como los niveles de educación.
El Dr. Daniel Teitelbaum, profesor adjunto de salud laboral y ambiental en la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Colorado, dijo que los hallazgos del estudio encajan con décadas de investigación sobre los riesgos de que los trabajadores que han sido expuestos a estas sustancias químicas sufran problemas de pensamiento. Los peligros "han sido obvios para las personas que trabajan en toxicología de la medicina laboral, pero la industria se ha defendido rotundamente", indicó.
La tasa más alta de los problemas de pensamiento es importante, añadió, porque provoca un perjuicio mental a las personas que envejecen cuando ya tienen una tendencia a que el pensamiento se deteriore.
¿Qué se puede hacer? Sabbath dijo que las sustancias químicas son habituales en los lugares de trabajo estadounidenses, apareciendo en entre el 12 y 13 por ciento de ellas. "Dado que cosas como la demencia y el Alzheimer están en aumento y no se conoce ninguna cura, es importante que evitemos los problemas cognitivos", señaló. "Póngase un respirador si trabaja con alguna de estas sustancias químicas o use versiones más seguras de pintura o de disolvente de pintura".
Las regulaciones son las mejores maneras de evitar los problemas, añadió, pero el "nivel de exposición máxima permitido en la actualidad podría ser demasiado alto para proteger completamente a los trabajadores. Esto hace responsables a las empresas de la protección de los trabajadores o bien eliminando la exposición del todo, o bien, si no pueden eliminarla, proporcionando el equipo protector adecuado a los trabajadores y fomentando su uso".
FUENTES: Erika Sabbath, ScD, research fellow, Harvard School of Public Health, Boston; Daniel Teitelbaum, M.D., adjunct professor of occupational and environmental health, University of Colorado, School of Public Health, Denver; May 13, 2014, Neurology
Los hallazgos no confirman directamente que las sustancias químicas dañaran las facultades mentales de los antiguos trabajadores, y no quedó claro si los que tenían más problemas de pensamiento se enfrentaban a más problemas en su vida cotidiana.
Pero la investigación sí señala un daño potencial a partir de esas sustancias químicas, afirmó la autora principal del estudio, Erika Sabbath, investigadora de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Harvard. "Las personas que fueron expuestas en gran medida tienden a tener un peor rendimiento o a ser más lentos en ciertas tareas cognitivas que las personas que no se expusieron", señaló.
Los disolventes se usan para disolver otras sustancias. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU., se usan en la fabricación de productos que van desde las pinturas y los pegamentos a la ropa, plásticos, productos farmacéuticos y otros. Se cree que algunos, como el benceno, provocan cáncer.
En el cerebro, "los disolventes son absorbidos por los tejidos y provocan dificultades para realizar tareas cognitivas, como la memoria de trabajo y la velocidad de procesamiento", dijo Sabbath.
Para realizar el nuevo estudio, que fue publicado el 13 de mayo en la revista Neurology, los investigadores realizaron un seguimiento a 2,143 personas jubiladas que habían trabajado en la compañía eléctrica nacional francesa Electricite de France-Gaz de France. Los participantes, cuya edad promedio era de 66 años, participaron en 8 pruebas de las facultades de memoria y pensamiento en 2010, aproximadamente 10 años después de haberse jubilado.
El 33 por ciento se había expuesto a disolventes clorados en el trabajo, el 26 por ciento al benceno y el 25 por ciento a disolventes derivados del petróleo.
Los que habían sido expuestos a los niveles más altos de disolventes tenían un riesgo de entre un 18 y un 54 por ciento mayor de obtener una mala puntuación en las pruebas de pensamiento en comparación con los que no se habían expuesto, hallaron los investigadores. Las pruebas, dijo Sabbath, midieron cosas como el cambiar de tarea, hacer conexiones y el "procesamiento mental".
Los que fueron expuestos a las sustancias químicas más recientemente obtuvieron unos peores resultados en una variedad de áreas medidas por las pruebas, añadió Sabbath, e indicó que el hallazgo supuso un descubrimiento nuevo en esta área de investigación.
Pero, también señaló que "en las personas que se expusieron mucho entre 30 y 50 años antes de hacer las pruebas, pero no desde entonces, los efectos se mantuvieron. No desaparecieron".
Es posible que las sustancias químicas no tengan nada o tengan poco que ver con las diferencias en las facultades mentales detectadas entre los trabajadores de los estudios. Sin embargo, los investigadores informan que las diferencias persistieron incluso después de haber tenido en cuenta factores como los niveles de educación.
El Dr. Daniel Teitelbaum, profesor adjunto de salud laboral y ambiental en la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Colorado, dijo que los hallazgos del estudio encajan con décadas de investigación sobre los riesgos de que los trabajadores que han sido expuestos a estas sustancias químicas sufran problemas de pensamiento. Los peligros "han sido obvios para las personas que trabajan en toxicología de la medicina laboral, pero la industria se ha defendido rotundamente", indicó.
La tasa más alta de los problemas de pensamiento es importante, añadió, porque provoca un perjuicio mental a las personas que envejecen cuando ya tienen una tendencia a que el pensamiento se deteriore.
¿Qué se puede hacer? Sabbath dijo que las sustancias químicas son habituales en los lugares de trabajo estadounidenses, apareciendo en entre el 12 y 13 por ciento de ellas. "Dado que cosas como la demencia y el Alzheimer están en aumento y no se conoce ninguna cura, es importante que evitemos los problemas cognitivos", señaló. "Póngase un respirador si trabaja con alguna de estas sustancias químicas o use versiones más seguras de pintura o de disolvente de pintura".
Las regulaciones son las mejores maneras de evitar los problemas, añadió, pero el "nivel de exposición máxima permitido en la actualidad podría ser demasiado alto para proteger completamente a los trabajadores. Esto hace responsables a las empresas de la protección de los trabajadores o bien eliminando la exposición del todo, o bien, si no pueden eliminarla, proporcionando el equipo protector adecuado a los trabajadores y fomentando su uso".
FUENTES: Erika Sabbath, ScD, research fellow, Harvard School of Public Health, Boston; Daniel Teitelbaum, M.D., adjunct professor of occupational and environmental health, University of Colorado, School of Public Health, Denver; May 13, 2014, Neurology