jueves, 1 de agosto de 2013

El riesgo de demencia aumenta con la sordera

A medida que crece la expectativa de vida de la población y la gente vive hasta una mayor edad, la demencia senil amenaza con convertirse en una epidemia global. Algunas proyecciones calculan que para el año 2050, una de cada treinta personas sufrirá esta enfermedad. De ahí que existen en este momento numerosos estudios sobre el tema. Y en este contexto uno de ellos acaba de arrojar un dato revelador: la demencia y la sordera tendrían algún punto en común.
Una reciente investigación basada en el seguimiento casi dos mil adultos mayores a lo largo de quince años dejó en evidencia que quienes sufrían una disminución auditiva perdían su capacidad cognitiva a un ritmo hasta un 40% más rápido que las personas con audición normal.
El estudio, realizado por médicos de la facultad de Medicina de Johns Hopkins, vino a confirmar los resultados de un trabajo previo del mismo equipo de investigación. En él ya se había advertido entre la sordera y la demencia una correlación que se mantenía incluso descartando edad, diabetes e hipertensión, entre otros factores asociados a la demencia senil.
“En comparación con las personas que oyen normalmente, los individuos con pérdida auditiva leve, moderada y severa tuvieron respectivamente 2, 3 y 5 veces más riesgo de desarrollar demencia en el curso del estudio”, explicó el doctor Frank Lin, principal responsable de la investigación.
En su intento por explicar este fenómeno, el equipo del doctor Lin desarrolló tres hipótesis que se busca ahora evaluar. La primera de ellas apunta al aislamiento social que suele causar la pérdida de audición y que constituye un factor conocido de demencia. Otra posible explicación pasa por la sobrecarga cognitiva que sufren las personas sordas al intentar entender lo que les dicen. Y la tercera teoría señala como posible responsable a algún proceso patológico que la demencia y la sordera podrían tener en común.
Lo cierto es que tanto el primero como el segundo estudio revelaron un dato llamativo: el uso de audífonos no reduciría las chances de sufrir demencia, por lo cual la relación entre la sordera y el deterioro cognitivo no sería en principio causal.
CALIDAD DE VIDA
Aunque sin duda muy valioso, “el estudio sólo demuestra una asociación entre las variables de disminución auditiva y aumento de riesgo de demencia. No se ha podido comprobar aún que la pérdida auditiva sea un verdadero factor de riesgo”, aclara el doctor Diego Sarasola, director del Instituto de Neurociencias Alexander Luria, quien menciona que el hecho de que el uso de audífonos no incida en los resultados socava esa posibilidad.
“Para que se demuestre una relación causal debería realizarse un estudio prospectivo con casos control donde se vea que quienes usaron audífonos tuvieron menor incidencia de demencia que aquellos que no”, señala el investigador.
Pero más allá de que el estudio no demuestra que la hipoacusia sea un factor de riesgo -dice Sarasola-, es muy importante hacer hincapié en el peso que tiene como factor de aislamiento social. Con frecuencia vemos en la consulta a pacientes que dejan de ir a reuniones familiares o no participan al estar en ellas debido a la dificultad que tienen para procesar la información de varias voces a la vez”. Y esto si atenta contra su calidad de vida, como ha sido demostrado en más de una investigación.
Deterioro
Los adultos mayores que sufren alguna pérdida de audición pierden su capacidad cognitiva a un ritmo hasta un 40% más rápido que aquellos que oyen normalmente, según revela un reciente estudio realizado por médicos de la Facultad de Medicina Johns Hopkins

eldia

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