miércoles, 25 de mayo de 2011

REDES - Entrevista de Eduard Punset con José Luis Molinuevo - RECOMENDADO

  • Entrevista de Eduard Punset con José Luis Molinuevo, neurólogo del Hospital Clínic de Barcelona. Barcelona, 1 de marzo del 2011.
Hasta muy recientemente, los médicos solo podían diagnosticar el Alzheimer cuando el avance de la enfermedad ya había causado estragos en el paciente y los síntomas eran evidentes. Con técnicas modernas de diagnóstico, hoy es posible detectar el Alzheimer antes de que el paciente entre en la fase de demencia. José Luis Molinuevo, neurólogo del Hospital Clínic de Barcelona, le explica a Eduard Punset cuáles son los últimos avances de la medicina en la lucha contra el azote del Alzheimer.

Investigamos sobre el Alzheimer para que, algún día,
se pueda diseñar un fármaco que evite la fase de demencia de la enfermedad.

José Luis Molinuevo



Eduardo Punset:
El programa de hoy es ligeramente distinto de todos los demás. Y lo es porque por una vez, yo creo, el presentador es menos optimista de lo que tradicionalmente ha sido. O sea el Alzheimer, la enfermedad del Alzheimer con su consiguiente demencia mental, es realmente algo aterrador. O sea, solo en España, por ejemplo, se calcula que hay unos 800.000 enfermos de Alzheimer con su demencia. Y si imaginamos, cosa fácil de imaginar, que hay dos personas, por lo menos, que se ocupan de estos enfermos, pues esto nos hace más de dos millones de personas que están amargadas o directamente involucradas con una enfermedad que parece no tener remedio. Y además, para colmo de todos los males, José Luis, para colmo de todos los males, resulta que un 85 por ciento, me dicen, de estos enfermos están en casa a manos de familiares que quieren mucho pero que no saben nada, o casi nada, del Alzheimer. No es una situación muy brillante que digamos.
José Luis Molinuevo:
Sí, sin duda es una situación difícil que yo espero, y seguro que hoy lo abordamos ampliamente, que cambie en los años venideros, por muchos motivos. El diagnóstico ahora es un diagnóstico que se realiza muy tardíamente, implica que la persona cuando es diagnosticada ya está en una fase de demencia. Con lo cual esa persona no puede participar de las decisiones que le implican directamente a él o a ella en el final de su vida. Y es el familiar que, muchas veces sin haber abordado estos temas previamente con la persona querida, tiene que tomar decisiones que son muy dolorosas y muchas de estas decisiones implican tener a la persona afecta en casa, en el domicilio, hasta etapas muy avanzadas.
Eduardo Punset:
Y por lo que me dices, lo único que podía haber era un diagnóstico clínico, o sea, como sabéis mucho de Alzheimer los médicos, pues a lo mejor vosotros sin datos biológicos claros podíais suponer que esta persona, tal persona, estaba enferma de Alzheimer. ¿Quieres decir esa era la situación?
José Luis Molinuevo:
Lo que quiero transmitir es que , efectivamente, tal y como ha descrito, el diagnóstico implicaba un diagnóstico clínico, porque no había un método biológico, no había un biomarcador, con la suficiente sensibilidad específica para establecer el diagnóstico, con lo cual, se tenía que esperar hasta que la enfermedad fuera lo suficientemente florida para que el médico la detectara y pudiera establecer el diagnóstico. Es decir, el diagnóstico implicaba que la enfermedad tenía que estar ya en una fase de demencia.
A mí me gustaría que ahora nos imagináramos una situación donde la enfermedad se puede diagnosticar mucho más precozmente, en una fase donde esa persona aunque tenga algún síntoma, ese síntoma sea de escasa intensidad, alejado de la demencia, y que por otros métodos biológicos, por el uso de biomarcadores, pudiéramos establecer que esa mínima sintomatología es debida a que esa enfermedad está ya manifestándose en el cerebro. Para mí desde un punto de vista humano y psicológico la situación es radicalmente distinta a la que hemos estado viviendo en estos últimos años.

Eduardo Punset:
Y cuando hablas de marcadores biológicos, me corriges en este tema, pero cuando me hablas de marcadores biológicos que te permiten hacer un diagnóstico previo, mucho antes de que se llegue a un estado de demencia y que por lo tanto el paciente pueda participar en las decisiones que se toman, de qué me estás hablando, o sea, he oído que hay una acumulación de proteínas, Tau y no me acuerdo cuál es la otra…
José Luis Molinuevo:
Beta-amiloide.
Eduardo Punset:
… eso, que son un indicio de que realmente a los cinco años como máximo se produce el Alzheimer.
José Luis Molinuevo:
Recientemente, y recientemente estamos hablando en los últimos 10 años, se han desarrollado unos biomarcadores que, o a través del análisis del líquido cefalorraquídeo, o a través de una tecnología más sofisticada que es la tecnología PET, que es la tomografía de emisión de positrones, permite detectar ese beta-amiloide en una persona que está viva. ¿Cómo se hace esto? Se extrae una muestra del líquido cefalorraquídeo a través de lo que se denomina una punción lumbar y se analiza los niveles de beta-amiloide que contiene ese líquido, los niveles de Tau con lo cual de una forma viva estás viendo lo que la anatomía patológica te diría si analizáramos el cerebro en ese momento.
Eduardo Punset:
La edad, que es en los otros casos el argumento decisivo y decís, tú mismo dices "la edad es fundamental, es una causa, la extensión de la esperanza de vida es lo que está provocando estos desastres", resulta que en la enfermedad hereditaria o cuando es hereditaria, a los cuarenta o a los cincuenta años puede aparecer. ¿Cómo explicas eso?
José Luis Molinuevo:
Es fácil de entender porque en la enfermedad de Alzheimer que se denomina esporádica, en la que la edad tiene un papel muy importante que jugar, hay toda una serie de factores, algunos biológicos, otros externos, que juegan un papel. Peros son factores que juegan un poquito de papel cada uno de ellos y la unión de todos esos factores hace que la enfermedad se exprese. Como cada factor de éstos tiene poco peso o poco poder de desarrollar la enfermedad, la aparición de la enfermedad se retrasa mucho en el tiempo. En la enfermedad hereditaria estamos hablando de que hay un factor central que es un gen que tiene una mutación. Y ese factor es tan poderoso que genera una enfermedad que aparece, habitualmente, en la mitad de los miembros de la familia, en todas las generaciones y que además el poder de ese factor causal es tan grande que hace que la enfermedad se manifieste muy tempranamente.
Eduardo Punset:
Una cosa que me interesa muchísimo, que me… vamos que me fascina, es si se puede distinguir entre la pérdida de memoria banal, o sea, yo me olvido dónde he dejado mis llaves, o en qué bolsillo del traje he puesto mi móvil… ¿Cuál es la diferencia entre esta pérdida de memoria y la memoria causada a raíz de una enfermedad de Alzheimer? ¿Es distinta?
José Luis Molinuevo:
Es distinta. Se puede distinguir. Obviamente no es sencillo el hacerlo… el inicio del problema de memoria puede ser muy sutil pero sí que es verdad que cuando el problema de memoria típico y característico de la enfermedad de Alzheimer está manifestado, es claramente distinto al problema de memoria que podríamos denominar fisiológico y propio de la edad. Una de las características fundamentales es que las personas sanas que están padeciendo el declinar normal de la memoria, se benefician del uso de pistas. En cambio, la persona que tiene la enfermedad de Alzheimer no se beneficia del uso de pistas. Y esa es una diferencia cualitativa…
Eduardo Punset:
¿Qué quieres decir exactamente? De pistas que te indican lo que ha ocurrido.
José Luis Molinuevo:
Por ejemplo, cuando utilizamos un test de memoria podemos dar un listado de palabras a aprender y, a continuación, para facilitar el aprendizaje, dar una clave semántica. Pues, decimos la palabra cereza y cuando ya hemos dicho todo el listado le indicas a la persona "le hemos dicho una fruta", entonces la persona "ah sí, era la cereza". Cuando luego vamos a, al cabo de un tiempo, a recoger si recuerda esa información, a lo mejor no recuerda cereza pero cuando le dices una fruta, rápidamente "ah sí, era cereza". Esa es la clave semántica. Y eso quiere decir que el sistema del hipocampo aún está funcionando, que a lo mejor no ha fijado la palabra cereza porque en ese momento estaba pensando en que tiene que llamar a casa al acabar, y en ese momento el cerebro la atención está dirigida a otro lado y no fija la información. Pero al darle luego la clave, rápidamente esa información que se ha grabado sale.
Eduardo Punset:
Hay una cosa que cuando veo y me leo vuestros papeles, que me impresiona mucho, es que en algún lugar, no sé si eres tú mismo o algún colega tuyo, demuestra o sugiere que queda la memoria que llamáis afectiva, es decir, se olvida de todo: de dónde viene, a dónde va, dónde está... Bueno, es tremendo. Pero me dicen que un enfermo de Alzheimer que olvida todo se acuerda muy bien de que le quieren, o sea se ha olvidado de todo pero no se ha olvidado de que tal persona le quiere. ¿Es verdad?
José Luis Molinuevo:
Eso es cierto. Eso es completamente cierto, hasta el punto que la persona puede no reconocer a esa persona, pero reconoce el cariño que siente hacia ella y el cariño que recibe de esa persona. Es decir, la memoria, por decirlo de alguna forma, afectiva y emocional, perdura mucho más tiempo. Y esto probablemente tiene una explicación biológica porque está ligado con unos circuitos mucho más esenciales en el ser humano, o mucho más básicos y primitivos, es decir, desde un punto de vista de desarrollo evolutivo el cerebro se ha ido desarrollando a lo largo de siglos y milenios y las partes más primitivas de ese cerebro, primitivas en el sentido que se desarrollaron antes, es la que contiene ese lenguaje afectivo y eso tarda más en perderse.
Eduardo Punset:
José Luis, es fantástico, es fascinante vuestro campo de exploración. Y ahora estaba pensando mientras hablabas que las enfermedades que llamáis degenerativas como el Alzheimer no es la sola, o sea, cuando estas neuronas mueren en el hipocampo, el órgano de la memoria, me decís entonces "oye casi seguro que va a ser esto, la enfermedad de Alzheimer". Pero a veces estas neuronas mueren en una cosa que llamáis sustancia negra, y entonces lo que tienes no es Alzheimer es Parkinson. Lo que es común en todas esas enfermedades es la agregación de proteínas anómalas. Es decir que la agregación de proteínas anómalas es lo que es el común denominador de todas estas enfermedades. Lo que es verdad, y este es un tema que desde el punto de vista científico también es fascinante, es que el cerebro o es capaz de soportar la agresión de esta neurodegeneración hasta un límite, de tal forma que se han hecho estudios donde se han visto que las personas con alta reserva cognitiva pueden tener los cambios biológicos de la enfermedad de Alzheimer y no…

Eduardo Punset:

Y no los efectos.
José Luis Molinuevo:
… mostrar ningún síntoma. En esa situación si acontece un daño vascular añadido, como es un ictus, entonces sí que se manifiestan rápidamente los efectos de la enfermedad degenerativa. Es decir que el ictus, sin duda, juega un papel que revela procesos degenerativos subyacentes pero no forma un papel central en lo que es la génesis de la enfermedad degenerativa. Por eso un hecho muy común en las consultas de neurología de estas enfermedades es que cuando te viene la familia te explica a veces "no, es que le dieron ese disgusto y al día siguiente le provocó la enfermedad". ¿En realidad qué esta ocurriendo? Está ocurriendo que la enfermedad se va acumulando en el cerebro poco a poco, poco a poco, y cuando hay un factor estresante sea biológico, que a veces puede ser una neumonía, o sea incluso emocional, de repente esa enfermedad se manifiesta externamente. Entonces la familia tiene la sensación de que ese disgusto le causó al enfermedad, exactamente no es así. Lo que sí que es cierto es que ese disgusto o ese proceso biológico, esa neumonía, esa infección de orina, ese ictus, hizo que la enfermedad se manifestara externamente.
Eduardo Punset:
Oye cuando hemos empezado esta conversación fabulosa, la verdad es que yo estaba más pesimista. Pero al final de la conversación yo me imagino que tu optimismo, y corrígeme si es verdad, o tu optimismo relativo, sigue siendo el fruto de que ahora puedes diagnosticar a una edad más temprana o antes, la enfermedad de Alzheimer, de lo que podías hace solo diez años, pero no arranca tu optimismo de que hayáis descubierto maneras de lidiarlo, maneras de curarlo. ¿Es correcto?

José Luis Molinuevo:
Exactamente. Sí. Todo lo que sea arrojar consciencia sobre un proceso siempre es positivo porque permite al ser humano, realmente, asumir ese proceso como propio. Esto aplicado al campo de la enfermedad de Alzheimer era imposible porque la persona, el diagnóstico se hacía en fase de demencia. Si vamos adelantando ese diagnóstico y cada uno de nosotros nos responsabilizamos, somos conscientes de la situación que estamos viviendo, esto siempre es positivo desde un punto de vista, en mi opinión, y esto ya es muy personal, existencial para la persona, y ahí está quien libremente decide "yo quiero saber" o "yo no quiero saber" sobre este tema. Pero si la persona quiere saber le damos esa oportunidad de enfrentarse de una forma mucho más consciente a lo que es esa fase de su vida, ¿no?

fuente: RTE - programa REDES- del domingo 22/5/11

miércoles, 18 de mayo de 2011

La gente distraída tiene "mucho cerebro"

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Sabemos que hay adultos que se distraen mucho más fácilmente que otros cuando están llevando a cabo una tarea. Ahora, una investigación llevada a cabo en el Reino Unido, encontró que la causa podría estar en la estructura del cerebro.
Los distraídos tienen un mayor volumen de materia gris en la región del cerebro que se encarga de mantener la atención, afirman los científicos de la Universidad de Londres.
La materia gris es un componente esencial del sistema nervioso central y está distribuida en la superficie de varias regiones del cerebro, incluidas las que se encargan del control muscular, la percepción sensorial, la memoria y las emociones.
Algunas teorías han vinculado a esta sustancia con el procesamiento de información y el razonamiento y por lo tanto se piensa que su volumen en el cerebro está asociado a la inteligencia de un individuo.
Pero estas teorías no han logrado comprobarse.

Más materia gris, más distraídos

Ahora, para investigar la relación del volumen de materia gris y la capacidad de atención, el estudio, publicado en Journal of Neuroscience (Revista de Neurociencia), comparó los cerebros de individuos que se distraen fácilmente con aquéllos que difícilmente pierden la atención.
El profesor Ryota Kanai y su equipo primero analizaron la capacidad de distracción de un grupo de voluntarios sanos con un cuestionario en el que debían responder a preguntas como: qué tan a menudo notaban las señales en las calles o iban al supermercado a comprar algo y al llegar allí se habían olvidado de qué debían comprar, etc.
"A medida que crecemos y nos desarrollamos, la materia gris va "podando" sus neuronas para poder trabajar de forma más eficiente. Y un mayor volumen de materia gris podría indicar un cerebro menos maduro."
Prof. Ryota Kanai
Aquéllos que se mostraron como más distraídos recibieron la puntuación más alta.
Posteriormente los voluntarios fueron sometidos a escáneres estructurales de IRM.
Los investigadores descubrieron que la diferencia más obvia en la estructura cerebral de los más distraídos -los que tuvieron más puntos en el cuestionario- y los más atentos, era el volumen de materia gris en una región de la corteza cerebral llamada lóbulo parietal superior (LPS) izquierdo.
Los más distraídos, dicen los científicos, tenían más materia gris en esta región.
Posteriormente, para comprobar si esta diferencia estructural realmente se debía a la capacidad de distracción o atención de una persona, los científicos pidieron a los voluntarios que llevaran a cabo varias tareas que contenían varias distracciones.
Los científicos midieron el tiempo que tomaba a los individuos llevar a cabo la tarea tanto con una distracción como sin ella.
Según el profesor Kanai, el nivel de distracción de la persona podía medirse con el tiempo que le tomaba realizar la tarea.

Estimulación cerebral

Posteriormente se repitió el experimento. Pero esta vez los científicos usaron una técnica no invasiva de estimulación cerebral, llamada estimulación magnética transcraneana, con la cual se puede "apagar" selectivamente la actividad de regiones de la corteza cerebral.
En el experimento, los investigadores "apagaron" el LPS izquierdo de los participantes durante media hora, y en ese período debían llevar a cabo la misma tarea que en el ejercicio anterior.
Los resultados mostraron que el tiempo en que se llevaba a cabo la tarea había incrementado 25%. Es decir, los individuos se distraían más fácilmente y por ello tardaban más.
Según el profesor Kanai, esto demuestra que el LPS juega un rol en el "control jerárquico" de la atención y que LPS izquierdo intenta superar las distracciones.
En el estudio, los individuos con LPS izquierdo más grande resultaron los más distraídos.
Los científicos no saben porqué funciona de esta forma el LPS izquierdo, pero creen que un mayor volumen de materia gris demuestra un cerebro menos maduro.
"A medida que crecemos y nos desarrollamos, la materia gris va "podando" sus neuronas para poder trabajar de forma más eficiente" explica el investigador.
"Y un mayor volumen de materia gris podría indicar un cerebro menos maduro".
La teoría, agrega el científico, apoya los supuestos de que los niños se distraen más fácilmente que los adultos.
No todo, sin embargo, está perdido para los distraídos.
El profesor Kanai y su equipo están estudiando la forma de mejorar el nivel de atención en quienes tienen un gran volumen de materia gris.
Y están probando una técnica, llamada estimulación transcraneal directa, con la cual, dicen, quizás es posible estimular al cerebro enviando una inadvertida corriente eléctrica al LPS izquierdo por medio de electrodos colocados en la cabeza.
BBC Salud   
viernes, 13 de mayo de 201

Dieta y estilo de vida tienen poco efecto sobre el Alzheimer

 

CHICAGO (Reuters) - No existe evidencia fuerte de que ningún cambio en la dieta o estilo de vida pueda reducir el riesgo de una persona de desarrollar enfermedad de Alzheimer, señaló un panel del Gobierno estadounidense.


Expertos reunidos por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos examinaron los registros de estudios sobre si la dieta, el ejercicio, los suplementos nutricionales y las enfermedades crónicas como la diabetes o la hipertensión afectan el riesgo de una persona de contraer la condición neurodegenerativa letal.
El equipo halló que algunos signos de diabetes, colesterol alto y tabaquismo podrían elevar el riesgo de Alzheimer.
Y encontró que consumir una dieta de tipo mediterránea -elevada en grasas saludables, frutas y vegetales-, tomar ácido fólico, disminuir el consumo de alcohol y mantener el cuerpo y la mente en forma parece disminuir el riesgo.
Pero en cada caso, la evidencia no fue lo suficientemente fuerte como para asegurarlo, indicó el panel.
"Aunque numerosos estudios han investigado los factores de riesgo y posibles terapias para la enfermedad de Alzheimer, existen brechas importantes en el conocimiento científico", escribió el equipo de la doctora Martha Daviglus, de la Escuela de Medicina de la Northwestern University en Chicago, en Archives of Neurology.
"Actualmente, no pueden delinearse conclusiones firmes sobre la relación de cualquier factor de riesgo modificable con la enfermedad de Alzheimer, y la evidencia es insuficiente para respaldar el uso de cualquier intervención en el estilo de vida o con suplementos alimentarios para prevenir el Alzheimer", añadió el panel.
La edad sigue siendo el factor de riesgo más confiable de la enfermedad, que afecta a 26 millones de personas en todo el mundo. Las personas con una variación específica de la apolipoproteína E o gen APOE también corren mayor riesgo.
El panel estadounidense instó a la realización de más ensayos clínicos y estudios de base poblacional a gran escala y largo plazo para evaluar qué -si es que existe algo- puede hacerse para reducir o detener el avance de la enfermedad.
Mientras tanto, los expertos indicaron que las personas mayores y aquellas con familiares con Alzheimer deberían mantenerse activas y hacer todo lo que puedan para mantener una buena salud.
"Hasta que haya resultados más concluyentes disponibles, las personas deberían seguir apuntando a un estilo de vida física y mentalmente activo y saludable y a la prevención de los principales factores de riesgo conocidos de las enfermedades crónicas", sugirió el panel.

 
Por Julie Steenhuysen
Reuters Health
 

Anuncian prueba que dice pronosticar cómo será nuestra vejez

DiarioSalud.net   
miércoles, 18 de mayo de 2011
  Una prueba simple de sangre que podrá determinar qué tan rápido está envejeciendo una persona y si vivirá una vida larga o corta estará disponible en el mercado en Europa en los próximos meses. El análisis mide los telómeros, las regiones de ADN ubicadas en los extremos de los cromosomas, que se encargan de la división celular y el tiempo de vida de una célula.
También están involucrados en enfermedades como el cáncer.
Como los telómeros marcan el número de divisiones celulares, los científicos creen que estas estructuras son uno de los indicadores más precisos e importantes de la velocidad en que una persona está envejeciendo.

Vejez biológica

Desde hace tiempo varios equipos científicos en distintos países trabajan en una prueba capaz de medir el envejecimiento del ser humano.
Pero este análisis, creado por la doctora María Blasco del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas de España y la compañía Life Length, es el primero que logra avanzar hasta la etapa de comercialización.
"No intentamos determinar cuándo morirá una persona" explicó a la BBC la doctora Blasco.
"La prueba te dice básicamente si los telómeros de una persona tienen una longitud normal para su grupo de edad, o si son más cortos o más largos de lo normal", agrega.
Tal como informa la compañía, una persona podrá enviar una muestra de sangre al laboratorio y con ésta se determinará la longitud de sus telómeros. Esta medida indicará su "edad biológica", que puede ser tanto mayor como menor que su edad cronológica.
"Sabemos desde hace tiempo que la gente que nace con telómeros más cortos está vinculada a un mayor riesgo de ciertas enfermedades vinculadas al envejecimiento, como las cardiovasculares, cierta susceptibilidad a las infecciones o trastornos neurológicos"
Dra. María Blasco
 
Según la investigadora, esta prueba "es muy precisa".
"Podemos detectar diferencias muy pequeñas en la longitud de los telómeros con una técnica muy simple y rápida con la cual se pueden analizar varias muestras al mismo tiempo".
"Y lo más importante es que podemos determinar la presencia de telómeros peligrosos: aquéllos que son extremadamente cortos", agrega.
Aunque algunos científicos creen que las pruebas de telómeros serán practicadas de forma rutinaria en la próxima década, no todos están de acuerdo en su valor y utilidad.
Por ejemplo, se presentan varias cuestiones éticas como, por ejemplo, si la medición de los telómeros de un individuo será utilizada por compañías de seguros de vida o médicos para determinar el riesgo de una persona de morir prematuramente o sufrir una enfermedad mortal.
También se cuestiona cuál es el valor que tiene para un individuo conocer qué tan "viejo" es biológicamente.
Tal como señala la doctora Blasco, aunque la longitud de los telómeros no predice cuánto tiempo vivirá una persona, sí se puede tener "información vital" sobre su riesgo de morir prematuramente a causa de enfermedades vinculadas al envejecimiento como las cardiovasculares o cáncer.

Información "útil"

"Sabemos desde hace tiempo que la gente que nace con telómeros más cortos está vinculada a un mayor riesgo de ciertas enfermedades vinculadas al envejecimiento, como las cardiovasculares, cierta susceptibilidad a las infecciones o trastornos neurológicos".
"De manera que esta prueba podría ser un indicador de cuán envejecido está tu organismo o cuál es el estado de tu salud".
"La longitud de los telómeros no determina una más larga longevidad, ni tampoco indica necesariamente que una persona con telómeros cortos desarrollará estas enfermedades, pero sí determina el riesgo que tiene una persona de desarrollarlas", explica la doctora Blasco.
Life Length ya ha anticipado que la prueba tendrá una gran demanda.
Sin embargo, algunos expertos afirman que si estas pruebas se vuelven rutinarias sin duda habrá mucha gente que preferirá no conocer su "edad biológica", principalmente cuando no se cuenta con opciones para "revertir" la longitud de los telómeros.
Esta situación, según la doctora Blasco, es similar a la prueba que se lleva a cabo actualmente para conocer el nivel de colesterol de un individuo.
"Cuando los científicos comenzaron a encontrar una asociación entre el alto nivel de colesterol y el riesgo de enfermedades cardiovasculares, no había tratamientos para reducir el problema de colesterol".
"Y sin embargo la prueba se llevaba a cabo para contar con más información sobre la salud de la persona para que pudiera cambiar sus hábitos de vida y estar consciente de su riesgo de colesterol".
"Con los telómeros ocurre algo similar" explica la investigadora.
"Si éstos son más cortos de lo normal, esa información podría ser útil para que la persona cambie su estilo de vida. Pero, al final, cada quien tendrá que decidir si quiere someterse o no a esta prueba", agrega.
Según Life Length, la prueba de telómeros -que costará US$700 dólares- podría estar disponible en el mercado europeo a fines de este año.

El Alzheimer precoz no siempre empiezan con la pérdida de memoria


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Europa Press   
miércoles, 18 de mayo de 2011
Alrededor de un tercio de los casos de Alzheimer que se desencadenan antes de los 60 años, y por tanto considerados precoces, no tienen la pérdida de memoria como uno de los síntomas iniciales que permiten detectar la enfermedad, lo que complica el diagnóstico.    Así lo constata un estudio del Hospital Clínic de Barcelona y del Instituto de Investigación Biomédica August Pi i Sunyer (Idibaps), que publica este martes la revista 'Neurology', en el que los investigadores han analizado el tejido cerebral de 40 donantes que enfermaron de Alzheimer antes de lo habitual.    Cerca del 10% de los casos de esta enfermedad neurodegenerativa se dan antes de los 65 años, pero ahora los investigadores saben que un buen número de los mismos se manifiestan con trastornos motores, visuales o del habla antes que de memoria, y por ello la mitad de las personas que inician la enfermedad con estos síntomas diferentes tienen un diagnóstico inexacto incluso en el momento de su muerte.
   Los que sí son diagnosticados correctamente acostumbran a tardar una media de tres años en saber que padecen Alzheimer, una dolencia con la que convivirán cerca de 11 años.
   La investigación, liderada por el neurólogo Albert Lledó, constata que en el 41% de los casos en los que aparecen otros trastornos antes de la pérdida de memoria está presente el alelo APOE4 --tres veces más común en personas con antecedentes familiares--, lo que evidencia la importancia de los biomarcadores para poder desarrollar un diagnóstico precoz.
   Hasta el 4% de la población mayor de 65 años padece Alzheimer --la enfermedad neurodegenerativa más común--, porcentaje que se duplica con cada década adicional de vida, han recordado los investigadores.
MÁS INVESTIGACIÓN
   El responsable de la Unidad de Alzheimer y otros trastornos cognitivos del Clínic, José Luis Molinuelo, ha reivindicado asimismo la importancia de dotar de fondos adicionales la investigación en biomarcadores para detectar esta enfermedad, así como la constitución de un Plan Nacional que permita alcanzar unos estándares en el conjunto de España.
   Hacer un diagnóstico con biomarcadores --indicadores genéticos que permiten conocer el estado latente de una enfermedad-- cuesta entre 600 y 1.000 euros por paciente, ha recordado Molinuelo, y requiere del establecimiento de unos protocolos por ahora inexistentes, ya que además el uso de estos indicadores se encuentra solo en fase de investigación, y apenas en tres hospitales de España.
   En cualquier caso, Molinuelo se ha mostrado esperanzado con que los ajustes presupuestarios no supongan un recorte en este tipo de investigaciones, ya que en gran medida ésta se hace por la iniciativa de los profesionales y pacientes y eso "no se puede recortar".
LA IMPORTANCIA DE LA DONACIÓN
   La neuróloga Ellen Gelpi, del Banco de Tejidos Neurológicos del mismo Hospital Clínic, ha reivindicado también la importancia de la donación para avanzar en la investigación.
   En la actualidad existen más de un centenar de donaciones de este tipo --diferentes de las de órganos--, y con ellas los investigadores confían en avanzar en el conocimiento de enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson, Huntington o esclerosis lateral amiotrófica (ELA), entre otras.

martes, 17 de mayo de 2011

Agua helada para recuperar recuerdos perdidos


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BBC Mundo   
lunes, 16 de mayo de 2011

Hace tiempo que se sabe que un shock emocional puede hacer que un recuerdo quede incrustado en la memoria: la mayoría de las personas se acuerdan donde estaban cuando se enteraron de algo que los conmocionó, como la muerte de la princesa Diana de Gales o los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos. Ahora, un grupo de científicos en Argentina descubrió que este tipo de sobresaltos también pueden servir para recordar cosas que se creían olvidadas.
Los investigadores del Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias (Ifibyne) de la Universidad de Buenos Aires publicaron sus hallazgos recientemente en la prestigiosa revista científica Neuroscience.
Los expertos, del Laboratorio de Neurobiología de la Memoria, ya habían realizado este descubrimiento en animales pero ahora confirmaron su teoría en personas.
Los biólogos, Veronica Coccoz, Héctor Maldonado y Alejandro Delorenzi, trabajaron con 125 voluntarios y utilizaron el frío intenso para generar un shock similar al que se produce ante una fuerte sacudida emocional.
Delorenzi le explicó a BBC Mundo que en el campo de la neurobiología es común utilizar el frío para generar esta forma de estrés leve pero aguda, que lleva al cuerpo a liberar glucosa y una serie de hormonas que son centrales para la modulación de la memoria.
"Ya se sabía que estas sustancias actúan en áreas del sistema nervioso central cuando se consolidan las memorias y las convierten en memorias fuertes, que van a durar mucho tiempo", señaló.
La novedad fue confirmar que estas mismas sustancias también pueden ayudar a recuperar recuerdos olvidados.

El experimento

Para comprobar esta hipótesis, el equipo de investigadores le mostró a los voluntarios una serie de estímulos: una combinación de luz, música e imágenes. Y, luego, se les pidió que se aprendieran una lista de sílabas.
Seis días más tarde, los neurobiólogos volvieron a exponer al grupo a los mismos estímulos de luz y música, pero interrumpieron la experiencia antes de mostrar las imágenes.
Además, le pidieron a los sujetos que sumergieran el brazo en un recipiente de agua. Un grupo lo hizo en agua templada, la otra mitad en agua helada.
Entonces se les preguntó a los voluntarios si recordaban las sílabas aprendidas seis días atrás. Ninguno las recordaba correctamente.
Al día siguiente, se volvió a convocar al grupo entero y se les volvió a mostrar el estímulo de luz, música e imágenes. Luego, se les preguntó nuevamente si podían recordar las sílabas aprendidas una semana antes.
Sólo una minoría (20%) de quienes habían sumergido el brazo en agua templada recordó correctamente la lista. Pero la vasta mayoría (un 80%) de quienes habían tocado el agua helada –recibiendo el shock de estrés- recordó la secuencia de sílabas, que había creído olvidadas.

Un avance

El doctor Delorenzi le dijo a BBC Mundo que, además de ser sometidos a un shock, es necesario que los sujetos reciban un "recordatorio" asociado, para poder rememorar lo que se creía olvidado.
Para eso es que se usaron los estímulos de luz, música e imágenes. La clave, explicó el neurobiólogo, es que cuando se quiere recuperar el recuerdo perdido se realice una alteración de ese recordatorio.
"Creemos que esto va a aportar mucho a la persistencia de la memoria, a poder recordar"
Alejandro Delorenzi, neurobiólogo
 
En este caso, primero se mostró una secuencia de luz, música e imágenes, y, en la segunda instancia, se interrumpió esa secuencia, para que el recordatorio fuera diferente.
Es esa novedad la que hace que el recuerdo se haga "lábil" (una definición que usan los expertos para describir la reactivación de ese recuerdo).
"Lo llamativo es que los sujetos aseguraban no tener más el recuerdo de las sílabas aprendidas, pero en efecto ese recuerdo se había reactivado, porque al día siguiente lograban recordarlas", afirmó Delorenzi.
Para el especialista, este hallazgo podría ayudar a develar algunas incógnitas que se tienen respecto a los defectos de memoria, ya que permitiría investigar si el problema está en el "almacenado" de la memoria, o simplemente en la capacidad del sujeto para "expresar" ese recuerdo –es decir, para ser consciente de tenerlo-.
"Creemos que esto va a aportar mucho a la persistencia de la memoria, a poder recordar", señaló el experto, aclarando –no obstante- que quedará en manos de otros buscar aplicaciones prácticas para el hallazgo.
El paso siguiente de estos científicos es realizar los mismos experimentos pero probando extensiones de tiempo más largas

miércoles, 11 de mayo de 2011

Estudio asocia el sobrepeso con el riesgo de demencia

Por Genevra Pittman
NUEVA YORK (Reuters Health) - Tener sobrepeso durante la mediana edad está asociado con un aumento del riesgo de desarrollar demencia más adelante, según un seguimiento a gemelos llevado a cabo en Suecia durante 30 años.
El objetivo de la investigación no fue probar que el sobrepeso causa demencia, aclaró la autora principal, doctora Weili Xu, del Instituto Karolinska en Estocolmo. Pero dijo que las pruebas van en esa dirección.
Los resultados, publicados en Neurology, sugieren que "controlar la grasa corporal en la mediana edad sería importante para prevenir la demencia más adelante", dijo la experta.
El equipo de Xu analizó datos de 9.000 gemelos suecos. Cuando tenían alrededor de 43 años, les dieron información a los autores sobre el peso y la altura.
Treinta años más tarde, los examinaron para detectar signos de deterioro cognitivo y alteración de la memoria; a algunos les diagnosticaron Alzheimer y otros tipos de demencia.
Uno de cada tres participantes había tenido sobrepeso u obesidad en la mediana edad. Ellos tenían un 80 por ciento más posibilidades de desarrollar alguna demencia que el resto.
Cuanto más habían pesado en la mitad de la vida, más probabilidad tenían de desarrollar demencia o "demencia cuestionable" (tenían signos de deterioro cognitivo, pero no los suficientes como para diagnosticar una demencia).
Al 4 por ciento de los participantes se le diagnosticó demencia y a otro 1 o 2 por ciento, demencia cuestionable.
Pero, al concentrarse en 137 pares de gemelos "discordantes" (uno tenía demencia y el otro no), la relación entre el peso en la mediana edad y la demencia se redujo significativamente.
Ya sea que los genes predispongan a tener sobrepeso en la adultez o sean sólo los malos hábitos alimentarios, la explicación más probable para su relación con la demencia, dicen los autores, sería que la grasa libera hormonas y células que podrían alterar el funcionamiento cerebral.
Xu recordó que el sobrepeso eleva el riesgo de desarrollar diabetes y enfermedad cardiovascular, dos condiciones asociadas con un mayor riesgo de desarrollar demencia. Pero, en el estudio, la relación peso-demencia se mantuvo tras considerar otras enfermedades.
Estos resultados son las pruebas más recientes de que prevenir el Alzheimer y la demencia comienza mucho antes de que aparezcan sus signos y síntomas, consideró Rachel Whitmer, epidemióloga de la División de Investigación de Kaiser Permanente, en Oakland.
"La población debe comprender que lo que hace hoy podría afectarlos 30 o 40 años más adelante", dijo Whitmer, que no participó del estudio. Cuando se trata de mantener un peso saludable, "lo que es bueno para el corazón, es bueno para el cerebro", añadió.


FUENTE: Neurology, online 2 de mayo del 2011
Reuters Health

jueves, 5 de mayo de 2011

Las oscilaciones eléctricas del cerebro son claves para almacenar los recuerdos espaciales

Europa Press   
sábado, 30 de abril de 2011
Biólogos de la Universidad de California (Estados Unidos) han descubierto que las oscilaciones eléctricas del cerebro, que durante mucho tiempo se creyó que desempeñaban un papel en la organización de funciones cognitivas como la memoria, son claves para que el cerebro almacene la información que permite al individuo moverse en su entorno físico. El avance se publica este viernes en 'Science'.    Estos científicos aseguran que un tipo de neuronas denominadas células 'grid' o células de red, que crean mapas del entorno externo en una parte del cerebro, requieren oscilaciones eléctricas programadas con precisión para funcionar correctamente desde otra parte del cerebro que actúa como una especie de 'pacificador' neural.    El descubrimiento tiene importantes implicaciones para la comprensión de las causas subyacentes de enfermedades neurológicas como el Alzheimer y para restaurar la memoria en áreas del cerebro que son necesarias para la orientación.
   Según explica el líder de este estudio, Stefan Leutgeb, profesor adjunto de Biología en la UCSD, "esta investigación es la primera que demuestra que la actividad oscilatoria tiene una función bien definida en áreas del cerebro que almacenan la memoria".
   Los científicos saben desde hace mucho tiempo que, entre las primeras áreas del cerebro que se degeneran en la enfermedad de Alzheimer, llevando a la aparición de síntomas como la pérdida de memoria o la desorientación, son el hipocampo y el cortex entorrinal, estructuras importantes para la formación de la memoria. Estas dos regiones cerebrales contienen tres tipos de neuronas que contribuyen a la formación de la memoria espacial y la información espacial en recuerdos episódicos de las experiencias vitales.
   Estos tres tipos de neuronas proporcionan un sistema de GPS interno al cerebro. Por ejemplo, un tipo de neurona --denominadas células de lugar o 'place cells'-- genera actividad eléctrica sólo cuando un animal está en cierta posición, mientras que otro tipo de neuronas --denominadas células de dirección de la cabeza o 'head direction cells'-- actúan como un compás.
   Una tercera clase de neuronas, llamadas células de red o 'grid cells', proporcionan patrones similares a redes para que el cerebro pueda almacenar recuerdos o dimensiones físicas del entorno externo. La característica más sorprendente sobre estas células es que su actividad eléctrica es distribuida a ubicaciones equidistantes en cada célula. Las células de red fueron descubiertas por científicos noruegos en ratas en 2005, pero en 2010 otros científicos de Londres detectaron grupos de células en el cortex entorrinal humano que compartían las mismas características.
   El equipo de Leutgeb tenían como objetivo entender la función de las oscilaciones eléctricas en el cerebro, que son medidas de forma rutinaria para diagnosticar desórdenes neurológicos. Demostraron que las neuronas denominadas células de red en el cortex entorrinal, que crean mapas del ambiente externo, requieren oscilaciones eléctricas programadas, señales de un 'pacificador' neural situado en el subcortex del cerebro, para funcionar correctamente.
   "Nuestros descubrimientos representan el mayor hito en la comprensión del proceso de la memoria y pueden guiar los esfuerzos para restaurar la función de la memoria cuando las células en el cortex entorrinal están dañadas", concluye.

Relacionan el confinamiento en el hogar con la enfermedad de Alzheimer en personas mayores

MARTES, 26 de abril (HealthDay News/HolaDoctor) -- Un estudio reciente señala que las personas mayores que están confinadas al hogar parecen tener casi el doble de riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer.
La investigación no demuestra que estar confinado a permanecer en casa cause demencia, ya que otros factores podrían explicar esa relación. Sin embargo, los hallazgos plantean dudas sobre el posible costo del aislamiento, señaló el investigador principal Bryan D. James, estudiante postdoctoral en el Centro Rush para la Enfermedad de Alzheimer de Chicago.
"Las personas que no salen de su casa no disfrutan de su entorno ni conocen gente nueva", apuntó James. "Es posible que no utilicen tanto sus mentes".
No obstante, James y sus colegas señalaron que una enfermedad cerebral subyacente también podría explicar los resultados, es decir, la gente quizá no pueda salir tan a menudo debido a que la evolución gradual de la enfermedad de Alzheimer u otra forma de demencia puede afectar la forma en que una persona se desplaza por el mundo mucho antes de afectar su memoria o habla.
Se calcula que la enfermedad de Alzheimer afecta a cerca de 5.2 millones de personas en Estados Unidos. Se espera que ese número aumente a 7.7 millones de estadounidenses para 2030 a medida que la generación nacida después de la Segunda Guerra Mundial vaya envejeciendo.
El nuevo estudio, publicado en la edición en línea del 15 de abril en la American Journal of Geriatric Psychiatry, analiza algo que se conoce como "espacio vital".
"[El espacio vital] es de hecho una medida que se ha puesto de moda entre los gerontólogos últimamente", apuntó James. "Sobre todo es una medida de la movilidad, una forma de averiguar si las personas están explorando su entorno, si están disfrutando de otras cosas que no sean su sofá, sala o dormitorio".
Los investigadores dieron seguimiento a 1,294 personas mayores de dos estudios independientes de adultos mayores cuya salud fue rastreada con el transcurso del tiempo. Al comienzo del estudio, ninguno de los adultos mayores mostró signos de demencia. Durante una media de 4.4 años, 180 desarrollaron enfermedad de Alzheimer.
Los investigadores encontraron que las personas que informaban que no salían del entorno de su hogar durante una semana eran dos veces más propensas a desarrollar enfermedad de Alzheimer en los cinco años de seguimiento en comparación con los que salían fuera de la ciudad. La investigación, según James, ofrece "una nueva forma de saber quién será más propenso a desarrollar demencia en el futuro".
El estudio también encontró que los que no traspasaban su camino de entrada o el patio frontal también eran más propensos a desarrollar trastorno cognitivo leve, que puede ser una manifestación temprana de la enfermedad de Alzheimer.
Hay algunas advertencias en cuanto a la investigación. Algunos de los participantes vivían en residencias para ancianos y quizá tenían una vida plena sin necesidad de salir de las instalaciones en las que vivían, sin embargo, fueron catalogados como confinados en el hogar.
Aún así, los investigadores encontraron que la conexión entre el aislamiento y la enfermedad de Alzheimer se mantenía incluso después de ajustar las estadísticas para que no resultaran afectadas por factores tales como la depresión, las redes sociales, la enfermedad y la discapacidad, así como la edad, el sexo, la educación, la raza o la demencia preclínica.
¿Por qué todo esto es importante? "La gente quiere saber quién va a desarrollar la enfermedad de Alzheimer así como nuevas formas de abordar a más personas que están en riesgo de desarrollarla", apuntó James. "Quizá podemos dirigir las limitadas intervenciones que tenemos disponibles a las personas que no están saliendo de sus hogares".
El Dr. James R. Burke, director de la Clínica de Trastornos de la Memoria del Centro Médico de la Universidad de Duke señaló que el aislamiento social podría ofrecer una pista sobre posibles problemas de demencia antes de que éstos sean evidentes. "Esto será particularmente importante cuando estén disponibles terapias que modifiquen la enfermedad, de modo que se puedan iniciar las evaluaciones y poner en marcha las intervenciones de lugar antes de que existan problemas cognitivos importantes", dijo Burke.
"Este trabajo no sólo coincide con los hallazgos previos de que la actividad física, el compromiso intelectual y la estimulación social son importantes para retrasar el deterioro cognitivo, sino que los amplía", agregó Burke.

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare FUENTES: Bryan D. James, Ph.D., postdoctoral fellow, Rush Alzheimer's Disease Center, Chicago; James R. Burke, M.D., Ph.D., director, Memory Disorders Clinic, Duke University Medical Center, Durham, N.C.; April 15, 2011, American Journal of Geriatric Psychiatry, online